Dictamen científico de la EFSA sobre los riesgos para la salud pública asociados a la presencia de perclorato en los alimentos, en particular frutas y verduras
El perclorato (ClO4) es un contaminante químico que se libera al ambiente desde fuentes naturales y antropogénicas. El uso de algunos fertilizantes y de agua de riego contaminada con perclorato, proveniente de emisiones industriales o de la degradación de desinfectantes que contienen cloro, pueden causar una acumulación en las frutas y verduras. La absorción a través de las raíces de las plantas es muy eficiente.
En el organismo humano, el perclorato se absorbe ampliamente en el tracto intestinal. Se distribuye por todo el cuerpo, pero muy especialmente en la glándula tiroides. Se excreta rápidamente por la orina sin modificar, así como por la leche. El perclorato inhibe la absorción de yodo por la glándula y se ha observado que la exposición repetida en ratas y ratones causa un aumento de la glándula tiroides y una disfunción de la producción de las hormonas tiroideas y de la hormona estimuladora tiroidea (TSH ), que a largo plazo pueden derivar en tumor. También se observa cambios histopatológicos en la glándula mamaria.
La EFSA ha recibido 4.731 muestras de alimentos de seis países europeos entre los que está España (214 muestras) de productos vegetales y de frutas y derivados. Las concentraciones más elevadas se detectaron en verduras de hoja verde (73,5-74,7μg/kg). El contenido máximo provisional fijado por la Comisión europea para las frutas y hortalizas es de 500 mg/kg, salvo las hortalizas cultivadas en invernaderos (1000 mg/kg) y las espinacas, uvas, cítricos, tubérculos, fruta de hueso, melón y sandías (200 mg/kg).
EFSA concluye que los grupos de población más vulnerables a los efectos adversos del perclorato son los recién nacidos y los niños que tengan una deficiencia de yodo, dado que tienen unos depósitos de yodo muy pequeños que se agotan frente una exposición crónica y, en el caso de los recién nacidos y niños de corta edad, incluso a corto plazo. Por último, la EFSA recomienda para mejorar la evaluación del riesgo de que se tomen más muestras para determinar los niveles de perclorato en los alimentos, especialmente los vegetales, leche y productos lácteos, como también en leches en polvo destinadas a bebés y que se estudie la presencia de perclorato en la población asociada a su estatus de yodo.