Células sanguíneas podrían determinar si niños padecen de alergias alimentarias
Se descubre que ciertas células del sistema inmunitario, los monocitos, son más numerosos e hiperactivos en los niños alérgicos.
Un nuevo estudio apunta a un motivo por el que algunos niños padecen alergias alimentarias letales. Cuando nacen, su sangre contiene grandes cantidades de ciertas células que pueden promover una respuesta inmunitaria hiperactiva.
Los estudios previos ya habían indicado que las anomalías empiezan a gestarse a pronta edad. Al tomar muestras de sangre del cordón umbilical del recién nacido, los investigadores pueden obtener una imagen temprana del sistema inmunitario del niño. De este modo, han descubierto que la sangre de los niños que más tarde sufren alergias alimentarias contiene más señales químicas que promueven la inflamación, así como valores anormalmente bajos de linfocitos T reguladores, unas células que se encargan de rebajar la intensidad de la respuesta inmunitaria.
Para conocer las alteraciones claves en el desarrollo posterior de alergias, el inmunólogo Yuxia Zhang, del Instituto de Investigación Médica Walter y Eliza Hall, en Parkville, Australia, y sus colaboradores examinaron a más de 1000 recién nacidos. Primero analizaron las células inmunitarias de muestras de sangre del cordón umbilical de los niños y cuando estos cumplieron un año de vida, el equipo comprobó si eran alérgicos a una variedad de alimentos, entre ellos los huevos, la leche de vaca y el maní.
Monocitos Alterados
Los niños que padecieron alergias también mostraron al nacer valores más altos de un tipo de leucocitos denominados monocitos, los cuales constituyen las reservas del sistema inmunitario. Cuando enfermamos, los monocitos se transforman en células como los macrófagos, que combaten los patógenos. Zhang y sus colaboradores descubrieron que los monocitos de los niños alérgicos no solo eran más numerosos, sino que presentaban un comportamiento hiperactivo. Esto significa que reaccionaban con más fuerza ante una molécula bacteriana que los monocitos de los niños no alérgicos, es decir, respondieron de manera más agresiva de lo normal a las supuestas amenazas.
Los estudios anteriores no habían establecido una relación entre los monocitos hiperactivos y las alergias alimentarias infantiles, por lo que los investigadores examinaron los efectos de esas células en otras células inmunitarias. En placas de cultivo, comprobaron que la señal emitida por los monocitos de los niños alérgicos alteraba el comportamiento de los linfocitos T reguladores, que normalmente suprimen las reacciones alérgicas. En lugar de ello, estos últimos se transformaron en otras células, los linfocitos T auxiliares, los cuales impulsan las reacciones alérgicas. Los mensajes moleculares de los monocitos también activan a los linfocitos T auxiliares “indecisos” para que se conviertan en células promotoras de la alergia.
Según los autores, los resultados indican que el sistema inmunitario de algunos niños se encuentra “preparado al nacer” para desarrollar alergias. No está claro por qué los niños propensos a las alergias nacen con monocitos hiperactivos. No se descarta que sea por alguna sustancia que haya ingerido la madre durante el embarazo, que altera el sistema inmunitario en desarrollo del bebé. Por otra parte las diferencias genéticas también podrían influir en la sensibilidad de los monocitos.
Debido a que la señal química liberada por los monocitos hiperactivos promueve la inflamación, el estudio apunta a la posibilidad de sofocar la inflamación como una medida para frenar las alergias.
Fuente: www.sciencemag.org